La mayoría de las casas de perfumes importantes son europeas, los perfumistas más famosos también, pero hace unos días estuvo en la Ciudad de México Julian Bedel, fundador de Fueguia, una casa argentina. Julian vino a LuxuryLab Global, un foro dedicado a todo lo que tenga que ver con el lujo y, un perfume de Fueguia, definitivamente entra dentro de esa categoría.
Entrevisté a Julian acerca de cómo nació el laboratorio de perfumes que ahora tiene tiendas en Argentina, Rusia, Suecia y Taiwán, entre otros, con planes para abrir este año en Mónaco, París, Dubai y Tokio; están en pleno proceso de expansión. El nombre viene de Fueguia Basket, una mujer nativa de la Tierra del Fuego que fue secuestrada por Robert Fitz Roy, científico y oficial inglés de la Royal Navy que entró a las páginas de la historia, entre otras cosas, como capitán del barco HMS Beagle durante el largo viaje que llevó a Charles Darwin a escribir El origen de las especies. Fitz Roy regresó a Fueguia a su tierra tres años después.
La Patagonia es el origen de Fueguia, donde Julian ha descubierto especies locales de maravilloso aroma. El laboratorio fue creado por él y por Amalia Amoedo en 2010 y en pocos años se ha convertido en un fenómeno. Uno de los principales objetivos es que el laboratorio sea sustentable y no impacte al ecosistema: Los frascos de sus perfumes son reciclables y producidos en América del Sur, sus cajas de madera son hechas en la Patagonia con la madera de árboles caídos; ellos piensan en todo.
Actualmente tienen varias colecciones: Jorge Luis Borges and Friends, Destinos, Personajes, Fábula Fauna, Linneo, Armonías y Proyectos Especiales. Cada colección tiene varias fragancias, ¡me encantaría probarlas todas!
¿Cómo fundas Fueguia? Llego desde mi bakground que es el arte, tengo una familia de artistas: escritores, pintores… yo tengo formación de músico y pintor; el perfume es una nueva paleta, es una disciplina artística que usa distintos ingredientes. Fue algo muy natural pasarme a esa paleta, conocerla y experimentar. Otro tema es cómo construí la marca y la empresa y lo que tiene que ver con mi trabajo de perfumista. Me fascinaba el potencial que hay en algo que es tan difícil de entender como el olfato, cómo nos relacionamos con los perfumes y que tan diametralmente opuesto es a lo que conocemos como el mundo visual o el de la música, donde tenemos una educación desde chicos. Eso fue un desafío.
¿Cuál es la importancia de los ingredientes? Estos se llevan el 70% de mi trabajo cotidiano, es algo casi infinito. Si uno agarra un ingrediente natural, digamos el pachuli, y le das diferentes extracciones (este se extrae sólo con vapor), como una destilación molecular o una con solventes, se obtienen distintas facetas de ese mismo ingrediente. Cada extracto está compuesto por unas 300 moléculas y uno va trabajando en el fraccionamiento, te vas deshaciendo de moléculas que agregan mucho “ruido” a la fórmula. Ese pachuli tiene un extra: su origen. Por ejemplo, el jazmín crece en muchas partes del mundo, pero el tema es quien lo cosecha y lo destila, porque necesitas tres toneladas de pétalos por cada kilo de extracto, entonces obtienes las distintas particularidades de ese origen; después está el tema de la especie. Es algo como una mamushka; abres una y sale la otra.
Pese a que unos tienen ya mucho para entretenernos, nosotros descubrimos usos de ingredientes ya conocidos en nuestras comunidades, ingredientes usados en la medicina tradicional de pueblos originarios de distintas regiones de nuestro continente; uno comienza a experimentar con ellos.
El último aspecto es el de cómo se puede usar la química moderna para encontrar moléculas que son alucinantes y que sustituyen notas que tenían origen animal, como el musk; este se extrae de las glándulas sexuales del ciervo almizclero y para eso hay que matarlo. O la civetona, que se extrae de una forma horrible de la civeta africana, un gatito que vive en cautiverio. La química nos ha proporcionado no solamente sustitutos, la misma molécula que se llama “nature identical” puede venir del animal o la química; generalmente es más cara la sintética, tristemente es más barato torturar al animal. Los sustitutos tienen una doble cara, hay unos baratos muy nocivos pero hay otros espectaculares.
Tu aroma favorito es… El musk, tiene unas moléculas muy puntuales, tiene la capacidad de generar una “capa” de transparencia en tu piel y amplificar tu propio olor.
¿El aroma que menos te gusta? Cualquiera que sea invasivo, generalmente sintéticos de muguet o de jazmín que son vomitivos. No tiene que ver con un tema de gusto, sino de tolerancia.
¿El ingrediente que más te sorprendió cuando lo descubriste? Una variedad de una planta que crece en la Patagonia, “paramela” que tiene todo esto que te decía, una potencialidad de comportarse diferente o mostrar distintas facetas en función a como se extrae. Es muy particular, es muy mágico.
¿Cuánto te tardas en promedio en crear un nuevo aroma? La creación tiene dos faces: la del concepto o la idea y lo otro, ir al laboratorio y empezar a destapar frascos. Al hacer un perfume me imagino un cuento de Borges o de Paz, imagino qué quiero transmitir o cómo lo llevaría una mujer; ahí empiezo a hacer la fórmula, pero todavía no entro en el laboratorio. Continúo trabajando a lápiz, eso puede durar un mes o tres, hago investigación. Producir el perfume me lleva una semana, lo dejo macerar, se lo doy a probar a amigos, hago una nueva versión. Generalmente lleva unos seis meses.
¿Cuál es el futuro de las fragancias? Para mi está directamente asociado con lo que cierto perfume produce en mi, es decir, ciertos tipos de moléculas tienen un impacto emocional muy fuerte, –el bulbo olfativo está directamente asociado con el regulador de nuestras hormonas– la percepción del tiempo, de las pulsaciones del corazón; el cómo formulo tiene un impacto en cómo estas moléculas impactan en nosotros. Es clave crear perfumes que tengan una forma de mejorar nuestro humor, la autoestima, que nos hagan sentir mejor, más sensuales, que nos relajen o cambien el humor; que nos hagan sentir bien para ir al trabajo. El perfume tiene el potencial de ser una droga positiva.
La plática con Julian continuó en el coctel de clausura de LuxuryLab, me contó que pronto empezará a vender en México por internet. Pero, quien sabe, tal vez pronto tengamos una tienda Fueguia en este cosmopolita lugar que es la Ciudad de México, ojalá que sí, me enamoré de este “laboratorio de perfumes”.
Me despido oliendo a “Humboldt” y soñando con ir a La Patagonia.