
Tatuaje de Valerie Vargas, Londres.
24 de agosto 2016
¿Un tatuaje? ¡Ni muerta! Admiro los tatuajes bonitos y bien hechos y respeto a las amigas que se hacen uno –o dos, o tres– cuando cumplen 40 años pero –definitivamente– soy incapaz de hacerme uno. Ya olvídense del tema de que es permanente (a menos de que quieras invertir tiempo, dinero y dolor en removerlo) y que cuando seas viejo se verá arrugadito. Le tengo fobia a las agujas, así que, aunque se me antojara hacerme uno, ya valí…
Hace algunos años –no tantos como podríamos creer– estar tatuado era mal visto por ciertos sectores de la sociedad, era de mal gusto. No olvido que alguna vez el papá de una amiga nos dijo: “nunca confíen en alguien que tiene un tatuaje”; un poco drástico, creo yo, pero mucha gente no entendía el gusto por marcarse la piel de forma permanente.
Las cosas dieron la vuelta, los tatuajes son considerados una forma de arte, de expresión personal y una manera de diferenciarte de los demás. En esta época estar tatuado es cool, hipster, lo de hoy… Se tatúan los artistas, las niñas de escuelas de monjas, los creativos, las modelos, los geeks, las señoras, los políticos… en fin, todo el mundo.
Hay industrias que –nos guste o no– evitan contratar a gente tatuada (consultorías, sector financiero, despachos de abogados…) aunque lo traigan en alguna parte en la que no da el sol. Ten presente ese dato en caso de que quieras trabajar en un sector no creativo donde los tatuajes no son apreciados.
Los tatuadores se han vuelto artistas, hay algunos que alcanzan el status de “rock stars”, cobran miles de dólares y sus listas de espera son de meses, entre ellas Kat Von D, quien tiene una línea de maquillaje y fue protagonista de un reality show llamado L.A. Ink. Alguna vez la conocí y dentro de su línea de pinturas, creada exclusivamente para Sephora, tiene un corrector especial para esconder los tatuajes en caso de que vayas a conocer a tus suegros o tengas entrevista de trabajo en un banco hiper fresa.
Los muy fans, con poder adquisitivo alto, van a Berlín para que Peter Aurisch plasme uno de sus cotizados diseños sobre su piel. O Valerie Vargas en Londres, que hace tatuajes increíbles con flores o imágenes femeninas. Woon Kim está en Alemania y hace unos que parecen pintados en un lienzo y no en la piel. Scott Campbell es el favorito de muchas celebridades, los temas mexicanos le quedan increíbles, especialmente cráneos y catrinas, él está en Nueva York. David Glantz está en Toronto y sus tatuajes tienen aires surrealistas muy padres. En Brooklyn hay varios famosos, entre ellos Maxime Buchi.
Es divertido seguirlos en Instagram, su creatividad no tiene límites: @bangbangnyc, @laurenwinzer, @scampbell333, @sashaunisex, @suflanda, @coreydivine o @peteraurisch entre muchos otros.
En México tenemos artistas como Chrisopher Peste (@chrispeste), Mr Cráneo, Xóchitl Herrera (@xochtatoo) o Fraktal (@fraktalstudio).
Lo cierto es que los buenos, salen caros, pero si vas a marcar tu piel con algo que verás hasta el día en que te vayas de este mundo, creo que no es mala opción ahorrar e ir con uno muy bueno. Según me dicen los informados, el precio de un buen tatuaje pequeño empieza como en $1,500 pesos y va aumentando según complejidad, tamaño y experiencia del tatuador.
Aunque al parecer es una moda que llegó para quedarse, creo que hay varios factores que hay que tomar en cuenta antes de tomar la decisión de plasmar alguna imagen o mensaje en tu piel.
- La zona: ¿quieres que se vea todo el tiempo o que sólo te lo veas tu cuando te bañas? O tu pareja, en ese caso. Si eres creativo o trabajas en el mundo del arte, quizá no haya problema de que esté en una parte visible, pero, si eres abogado o trabajas en la banca de inversión… Piénsalo dos veces.
- Por más que mueras de amor por tu pareja actual y jures que tu relación durará toda la vida, por favor no te tatúes su nombre, las cosas cambian, la vida pasa y la posibilidad de una ruptura amorosa siempre existe. Pregúntenle a Melanie Griffith en qué acabó el tatuaje que decía “Antonio” (Banderas).
- Piensa y elige muy bien con lo que decorarás tu cuerpo, un dragón echando fuego por la boca puede parecerte muy atractivo, pero ¿qué tal que te arrepientes?
- Por favor ve con un profesional, que su lugar sea el indicado tanto por sus estándares de higiene como por lo bien que les quedan los dibujos y diseños complicados.
- Toma en cuenta que hay tatuajes que necesitan varias sesiones para quedar bien y tardan muchas horas, tienes que ser paciente y también estar consciente de que el dolor del tatuaje depende de la zona en la que te lo hagas. Dicen que el empeine, la ingle, los dedos, las costillas y los genitales, son las peores; ve preparado.
- Si vas a ponerte una fotografía o una cara, ve con un experto pues es muy complicado hacerlas bien. No te gustaría querer tatuarte la Monalisa y que acabe pareciendo Morticia… en ácidos.
- No olvides que es de por vida, es muy doloroso removerlos y también muy caro.
- Un consejo de experto: evita, por lo que más quieras, tatuarte la cara.
Creo que en el fondo, me gustaría hacerme un pequeño tatuaje detrás de la oreja, un corazón tal vez. Pero nada más el pensar en la aguja tatuadora, se me pasan las ganas; mi tolerancia al dolor es poca. Otra cosa que me detiene es pensar en la edad… la piel se arruga hagamos lo que hagamos y un diseño divino y multicolor no lucirá igual en tu piel de joven que en tu piel llena de arrugas.
Llámenme aburrida o conservadora, pero mantendré la piel de mi ser libre de tinta indeleble… por el momento.